viernes, 5 de diciembre de 2008

La rabia se ha vaciado en mi mente y corazón estos últimos días. La realidad cruda, incoherente y ciega ataca nuevamente. Y, como siempre, ataca al indefenso, al que no ha causado ningún daño, al ente fiel que absurdamente acompaña al desgraciado destructor. Nosotros deberíamos estar bajo tierra en estos momentos y no los verdaderos dueños de la tierra. Y la cobarde realidad solo se atreve a atacar al mas debil e indefenso.

El mundo esta hecho para que el mas fuerte sobreviva, y no el mas solidario ni el mas entregado a los demas. Es injusto. Es injusto que en este planeta los entes que impulsan una iniciativa de bienestar común sean los primeros en desaparecer. Pero así son las malditas cosas. No lo mas justo es lo real.

La justicia en esencia no existe.

No hay nada que me de mas felicidad que ver a un perro corriendo, saltando y jugando, irradiando de su felicidad a los desdichados. Siento una calidez impresionante en mi pecho al ser espectador de este hermoso espectáculo.

La vida es despiadada. Desgarra tus esperanzas y las de los demas. Las vuelve polvo en el viento, y te hace empezar de nuevo, desde nada, sin razón alguna.