domingo, 5 de abril de 2009

Como todos los dias de abril, comenze mi exploracion vespertina cerca de las 6 de la tarde. Siempre, al dejar la cabaña sola, me da ese gusto amargo, ese presentimiento de que algo malo puede pasar.
El motivo de mis exploraciones recaia en demostrar la existencia de licantropos dentro del bosque. Ya habia visto a un par, pero, como cualquier hombre ambicioso, quise ir por mas.
Camine durante 1 hora sin encontrar nada que me llamara la atencion. No habia nada mas que alguno que otro buho, ramas secas que suenan cuando las pisas, y el ruido de los grillos.
Derrepente, un movimiento entre los matorrales se robo mi atencion. Procure ser cauteloso para no espantar a la criatura, ese gran titan que he ansiado tenerlo frente a mi de hace bastante tiempo. Lentamente, me fui acercando. Mis manos transpiraban al igual que mi frente. Sudaba frio.
De la nada, desde atras de los matorrales, salta un hombre con aspecto generoso y modesto. Se avalanza hacia mi, dandome un grab abrazo. Yo, atonito, no sabia que pensar.
Este hombre me invito a su casa y me ofrecio una gran cena con toda clase de platillos exoticos, postres exquisitos, vinos de buena cosecha y servilletas de seda.
Me invito a quedarme en su casa a dormir. Me ofrecio todo su apoyo en lo que fuera que quisiese.
En ese momento me di cuenta que no perdi el tiempo en mis exploraciones. Quiza no habian licantropos, pero yo encontre un filantropo, que creo que es muy parecido :)